Es un tema por demás comentado y
reconocido: Cómo afecta en los hijos el divorcio de los padres. Pero no muchas
personas se han puesto a pensar en que los hijos tenemos muchas edades y, si
bien es más común el divorcio entre padres que tienen hijos pequeños, en los
últimos años se han venido dando con más frecuencia los divorcios de padres con
hijos adultos (1). Y no por ser adultos sufrimos menos. El problema es que es
más difícil encontrar las respuestas. Es de hecho más difícil hacer las
preguntas. Siendo adultos, hombres y mujeres ya formados, pareciera que no
tenemos derecho a sentirnos como niños llorosos en un rincón y nos quedamos con
las ganas de decirles a los padres “¿es por mí que se separan?”, “por favor,
quédense juntos”, “no se divorcien de mí también”. No pasan por nuestra cabeza
cosas distintas a las que atormentan a los niños, al contrario, pasan las mismas
cosas pero más complicadas porque, además, nuestro criterio ya está formado y
resulta que ese criterio estaba cimentado en una base familiar que ahora se
está quebrando. También necesitamos consejos, necesitamos llorar y ser
escuchados cuando repetimos una y otra vez las mismas preguntas, y merecemos no
ser juzgados cuando buscamos culpables o justificaciones ni cuando no sabemos
qué pensar o cómo responder o reaccionar. Necesitamos no ser obligados a actuar
como adultos sensatos porque hay momentos en que no podemos serlo. Y, al igual
que los niños, necesitamos ser reconfortados y saber que no somos culpables ni
responsables, que podemos o no tomar partido, que es nuestra decisión estar
cerca o lejos, y que sobre todas las cosas ellos no nos abandonarán. Necesitamos
y merecemos todo eso aunque algunas veces seamos sólo nosotros mismos los que podamos
proveernos de esas condiciones. La sociedad siempre dicta roles y uno de los
roles del ser adulto es no volver a ser niño, mucho menos en cuanto al
abandono, la inseguridad, la incertidumbre. Por lo tanto, es nuestra
responsabilidad darnos nuestro espacio y buscar nuestro momento para llorar,
patalear, cuestionar, gritar, sufrir y, si es necesario, pedir ayuda.
En este blog no pretendo dar
soluciones a los padres respecto a los hijos, acaso espero que pueda servir
para los hijos que, como yo, vivimos el proceso de separación de los padres.
Es, cuando mucho, un monólogo de mi sentir y vivir, que pretende servir de algo
a mí misma y ojalá que a alguien más. Yo no tengo la respuesta a la pregunta de
cómo sobrevivir al divorcio de los padres cuando se es un hijo adulto, pero
quiero compartir mis experiencias, lo bueno, lo no tan bueno, lo malo y lo
excelente que he venido viviendo desde que me enteré que se separaban, pasando
por los inicios de mi terapia con una especialista un año después de la noticia,
las fases del proceso legal que apenas finalizó, hasta que el día de mañana
pueda decir que al fin lo he superado, he aprendido y estoy en paz con ellos,
mis padres. Trataré lo más que pueda de ser neutral en cuanto a sus acciones
sin dejar de contar lo que he sentido, como coraje o preferencia por uno o el
otro. Procuraré ser lo más honesta posible pues he realizado muchas acciones
que me apenan, otras que me regresan al llanto y muchas más que me enojan, pero
ahora comprendo que todo eso ha sido necesario para superar a mi paso este cambio
de vida. Y esa es la principal razón que me trae a escribir este blog: Pretendo,
con el ejercicio de la retroalimentación, encontrar para mí algunas respuestas
que no he visto, resolver más fácilmente cuestiones que ni siquiera he sabido
reconocer y, al mismo tiempo que lo comparto, aprender de mí misma que soy
capaz de afrontar esta nueva vida y aprender a vivirla. Tal vez, viendo mis emociones
allí escritas como por otra persona, pueda comprenderlas mejor.
Me encantas, nunca fuimos amigas cercanas, y mucho menos confidentes. Pero siempre he sentido mucho respeto por ti. Siento mucho saber que has pasado momentos difíciles, pero como bien lo dices no porque no sea una pequeña no quiere decir que no te afecte,
ResponderEliminarno te puedo decir se fuerte, porque solo tu sabes que tan fuerte puedes ser, pero te puede decir que me encanta leer todo lo que escribes que sin tu saberlo muchas veces me has hecho ver que hay que seguir adelante y me has inspirado otras tantas, si cualquier cosa que yo pueda hacer ( si es solo leer tu blog) aqui estare esperando otro.
Gracias Elsa, sí han sido momentos muy extraños pero precisamente el ir superándolos y seguir en el proceso me ha llevado a escribir este blog, como parte de mi autoterapia, jeje. Y leerme es mucho, muchísimo, créeme que es más que suficiente. Y lo que dices pues más!!! Para agarrar fuerzas, las palabras sirven mucho. Gracias de nuevo y estaré actualizando cada semana aproximadamente.
Eliminar:D